Reflexiono, despacito y con calma, sorbiendo mi te con jazmín mientras amanece. Me observo en mis aristas y recovecos, y observo. Todo lo que sucede a mi alrededor cada día me enseña.
Muchas veces me pregunto si, si el mismo Jesús volviera a bajar a la Tierra, no lo crucificaríamos de nuevo (suena la canción de Tori Amos Crucify") Su mensaje, tan sencillo y desnudo de estrategias de marketing o palabras pomposas, sus pies descalzos, su sonrisa iluminando toda amargura. Seguro que no saldría en los medios de comunicación de masas, ni en la lista de bestsellers. Le cancelarían su cuenta de face book sin duda si se atreviera a decir que "yo soy el camino, la verdad y la vida", ¡a quien se le ocurre! Lo visualizo descalzo en la naturaleza, dejando que sus palabras las lleve el viento, sembrándolas para aquellos corazones que busquen florecer... Le veo y sonrío, me siento a charlar con él en una roca...
En sagrado silencio me veo y observo, en mí y en los demás, todas esas heridas que aún cargamos como cruz en nuestro interior. Siento esa herida de rechazo en mi bebé, en mi niña, esos miedos y exigencias a encajar con calzador en un mundo donde no hay cabida, pues hemos venido a crear otro que se está gestando en nuestro interior. Siento esas estrellitas que brillan desde lo más profundo de nuestros corazones, ese amor que SOMOS. Buscamos en el cielo esa estrella de Belén que en verdad tintinea por dentro, twinkle, twinkle little star... Despierta.
Un querido compañero una vez me dijo que "el amor es siempre la respuesta". ¡Cuanta y cuán profunda sabiduría contenida en esa frase! ¡Es tan sencillo y lo complicamos tanto! Vuelve, regresa al corazón, allí está siempre lo que buscas "when we are hungry, love will keep us alive".
Y ahí regreso cada mañana buscando esas respuestas que me ayuden a ser un poquito mejor persona cada día, a sanar mis heridas, responsabilizarme de mis proyecciones, soltar lastre de miedos y permitirme ser, yo misma, toda yo, sin puntos, ni comas, ni subrayado en rojo. Y desde ahí me abrazo y abrazo con profunda compasión a todas las personas que se acercan a tomar un té, a compartir una consulta, a mostrarme, como espejo, donde aún están mis heridas, las suyas, y donde ya florecen mis dones.
Así empiezo este nuevo día, profunda y totalmente agradecida, por este sol que amanece en mí entre la lluvia. Gracias por acompañarme. ¡Feliz día!
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